lunes, 13 de junio de 2016

Con el ODIO como bandera.






El Monte de Las Banderas, monumento ubicado frente a la Sección de Intereses de EEUU en la Habana desde 2006. 138 astas de 21 y 32 metros, recordando cada año de lucha entre el pueblo cubano y el imperio del norte, según la reescrita épica revolucionaria de los Castro. Creado en realidad, para bloquear los mensajes en contra de la dictadura desplegados en un aviso luminoso en el muro frontal del último piso de lo que hoy es la flamante embajada de EEUU en Cuba. Aun así, el bloqueo de parte y parte sigue, la distancia creada por tantos años de odio mutuo también.

Hoy las noticias no son más alentadoras que ayer. El horror de una nueva masacre en Orlando, Estado de Florida. EEUU. Un ciudadano nacido en ese pais, hijo de afganos. Entra en un club nocturno frecuentado por la comunidad LGBT de esa ciudad y por tres horas causa terror y muerte antes de ser abatido. Odio es el mensaje, simple, claro, a gritos, terrible. El dia anterior en nuestro suelo, en Cumaná, Estado Sucre, Venezuela. Una manifestación por COMIDA, es disuelta a plomo limpio. En ambos casos armas largas se encargaron del "diálogo". No hay diferencia, el mensaje es el mismo. ODIO. No hay diferencia entre aquel solitario atacante, y los funcionarios que pudiendo desobedecer una orden la acatan con agrado, incluso con placer, con saña. No hay voces en la mente de ninguno de ellos, solo el imperioso deseo de destruir a quien sabe desarmado.

Pero no hay que halar de un gatillo para dejar víctimas de la más baja de las pasiones. Múltiples saqueos y robos de mercancías. Descargando el irracional odio contra un gobierno hambreador, la víctima termina siendo quien combate el hambre con muy escasos recursos. Panaderías, pequeños comercios, mercados municipales, camiones de bebidas, gandolas con pollos vivos. Todos son devorados por las hienas hambrientas que habitan en lo profundo de seres humanos perfectamente normales en normales circunstancias. Los victimarios de antes pasan a ser victimas, y en el camino uno que otro inocente confundido con la fauna antisocial que nos ha azotado en los últimos tiempos también cae en linchamientos colectivos, no se discrimina entre justos y pecadores en en juicio popular, y su sentencia casi invariablemente es la muerte.

Marcar discriminatoriamente a un compatriota como escuálido, apátrida, traidor, pitiyanqui, y cualquier otra inmadurez lingüística. Como ejecutores de un bulling masivo en contra de quienes no profesan una religión confundida con ideología. Tan radical y fanática que es incapaz de sentir alegría, solo el gozo de quien hace sufrir al enemigo. El mismo gozo que sintió ese hombre del club "Pulse" al cargar y recargar su fusil M4 regando generosamente proyectiles sobre sus victimas. El mismo gozo de los uniformados que accionaron sus armas, fusiles AK-103 en contra de manifestantes con los que conversaban minutos antes, de eso esta hecho el hombre nuevo. La euforia resultante de masacrar a otros no puede llamarse alegría. No tiene nada que ver con esta.

Tampoco puede llamarse alegría a voltear la cara ante la grotesca corrupcion y narcotrafico signo inequívoco de un estado malandro. A ver con indiferencia la muerte de niños por falta de insumos médicos o camas hospitalarias, no solo por la escasez de ambos. También por la ausencia de humanidad de un gobierno al que NO LE DA LA GANA recibir la ayuda que todos sabemos necesaria. Gente haciendo inhumanas colas para adquirir alimentos, cuando quien puede poner solución a la falta de ellos es IMPEDIDO POR LEY, no por justicia, de importar con sus propios recursos lo que se NECESITA PARA COMER. No puede llamarse de otra manera, EGOÍSMO. El ingrediente principal del ODIO. Negar esta realidad también es odiar a tu hermano que sufre.

Negar el reconocimiento al incansable trabajo de los que interesada o desinteresadamente luchan por nuestra libertad y la de ellos mismos. Es también odio. Y más si ese odio viene de quienes se dicen estar en el mismo bando.  Desconocer tan terca y rencorosamente ese esfuerzo, hace que las alternativas presentadas no se piensen. Solo vale el deseo de oponerse a quien se opone de manera distinta. Dividir es el peor de los odios. No importa si se plantean farsas como soluciones mágicas, darle la razón a quien avanza mas y a paso seguro es impensable. Como impensable es para un régimen promotor del odio, una solución donde sean los ciudadanos en paz que decidan con herramientas dadas por la ley de todos. Necesaria es la confrontación violenta llevada a su propio terreno, donde la bestialidad del poder de fuego los hace locales, donde sus tribunales son meros instrumentos represivos. Donde cada funcionario fue escogido por su férrea lealtad a la ideología de la exclusión y el abuso ilimitado del poder. De la utilización del ODIO como bandera.

Todos nos hemos contagiado con ese mortal virus, la enfermedad avanza ennegreciendo nuestra sangre y nublando nuestro juicio. Hoy hablamos de chavista con desprecio, un termino creado por el ODIO hecho hombre, el rencor, el resentimiento uniformado de héroe de una batalla que perdió. El mediático líder que nos puso a gritarnos unos a otros, CHAVISTA. Un título que hace participe al portador de toda la rabia, demasiada rabia para ser contenida en un solo corazón. Sin lugar a dudas, nuestro encono en contra del otro bando, de nuestro hermano venezolano es mucho mayor que el amor que sentimos por nuestra propia tierra. De no ser así, hace tiempo hubiésemos solucionado esta crisis. Gritamos tanto, ofendemos tanto que no podemos oírnos ni a nosotros mismos, menos entendernos.

Mucho menos tenemos entendimiento para aquellos que abstrayéndose del infernal ruido, decidieron desconectarse del odio, la rabia, la palabra soez, la amenaza, de la vulgaridad, de la descalificación. Decididos a darle una salida planificada, justa, pacífica, legal, CONSTITUCIONAL. Se embarcaron en la inédita aventura de, REVOCAR una dictadura, perfectamente posible a pesar de lo inédito. Por ello son blanco de  radicales de parte y parte. No importa si su método es el único reconocido por el resto del mundo. Ese negro fluido que hace latir con furia nuestro corazón, no cree en razones. No acepta lógica, ni salidas pacíficas. "Calle, Calle Y MAS CALLE", claman desde sus teclados guerreros virtuales, mientras piden a sus madres Nachos y una Pepsi, para calmar imaginarios efectos del gas. "Solo un baño de sangre puede sacarnos de esto", gritan quienes serán los primeros en huir del combate. Obligando a los que no queremos una guerra fratricida a cubrir su retirada. Solo el régimen, nacido del odio, promotor del odio y la violencia se arma con un presupuesto 5 veces mayor al que se tiene destinado para alimentos.

Es paradójico que un gobierno que se autodenomina "Bolivariano", hijos de Bolívar EL LIBERTADOR. Sea el mayor confiscador de libertades de toda la historia republicana. Ni Marcos Perez Jimenez. En su gobierno no existían garantías constitucionales que hoy son ley, derechos adquiridos.  Es el INDIGNO HOMENAJE DE LA REVOLUCIÓN al hombre que hizo llover libertades en todo un continente. Y sirvió de ejemplo para que otros lo hicieran. Corta esa innecesaria transfusión de ira, elimina de tu verbo el insulto, abre tu corazón al entendimiento, promueve e impulsa la voz de la mayoría, que el pueblo que sufre sea escuchado. Si hoy no puedes mirar a los ojos a tu hermano, chavista o escuálido llamándolo por su nombre, y simplemente abrazarlo, el esfuerzo de tantos que dieron la vida por la libertad, habrá sido en vano.  Triunfando el DESPOTISMO, con el ODIO COMO BANDERA.