..... El cuarto de los milagros, un nombre que evoca una habitación llena de luz y vida, de alegría. Un sitio donde la esperanza es cálida y siempre presente... Nada parecido a la sala que mi amigo bautizó con ese nombre.
De 28 camas 14 están operativas. Solo uno de los baños funciona para pacientes y sus sufridos acompañantes. Los recluidos en el Servicio de Infectología del Hospital Clínico Universitario. Área de hospitalización de infectados con VIH/SIDA conocen su condición. Saben que la esperanza está en prolongar un dia a la vez sus vidas. En las piadosas manos de quienes les atienden con un amor tan grande, que supera cualquier prejuicio, tabú o desconocimiento de ese doloroso padecimiento.
No viene al caso si fue él o ella quien se infectó primero. Se conocieron en su adultez con hijos ya crecidos, independientes. Disfrutaron de salir sin la presion de un pequeño que esperaba en casa para la cena o el beso de buenas noches para dormir y despertar temprano para ir al colegio. Reuniones con amigos, conciertos, espectáculos. Risas, diversión, trabajo, mucho trabajo para el comenzar de cero una vida juntos.
Acostado en una colchoneta, a milímetros de miles patógenos en el piso con potencial de causar su próxima infección oportunista, justo debajo de la cama de hospital donde ella alargaba con gran esfuerzo su vida. Mi amigo intentaba recordar en qué momento cambió todo eso. Debilidad, fiebre nocturna que iba y venía. Úlceras frecuentes en la boca, que sanaban tan repentinamente como llegaron, luego dolor en la garganta que asociaron con amigdalitis, paremos la parranda un poco y descansemos aconsejó el. Luego las afecciones gástricas, atribuidas a efectos colaterales de medicamentos para atacar la seguidilla de problemas de salud. Pero, la sospecha comenzaba a apuntar en otra direccion.
El diagnostico fue demoledor, las culpas y dudas se arremolinaron es sus cabezas abatiendo aun mas. No habia espacio a vacilaciones, el mismo diagnóstico en el lo confirmó. Ambos estaban enfermos. El pánico y la falta de conocimiento de lo que enfrentaban los hizo encerrarse en un minusculo universo donde los dos estaban condenados. En quien se apoyarian sin sentir el rechazo? Como reaccionarian cada una de sus familias, sus amigos? Quizá fue la decision mas dura de su vida, optaron por enfrentar su destino solos.
El era asintomático, casi, comenzó a perder peso como si leer el análisis de laboratorio hubiese activado algo en su cuerpo. Ella con un organismo más débil, fue acorralada por multiples sintomas. Como puntilla a su padecer, una tragedia familiar terminó por derrumbarla. Su único hermano es asesinado en uno de los tantos episodios de esta inseguridad que nos agobia. Ella se rindio.... Y el decidió luchar por los dos, ahora estaba solo.
Haciendo acopio de fuerzas e ingenio, busco dinero, adapto en lo posible su horario de trabajo, se multiplicó en esfuerzo. El tiempo que no estaba trabajando, cocinaba para ambos y atendia la casa. En cada visita al hospital aclaraba cada duda y mantenía un estricto control del horario y dosis del tratamiento. Corria con cada recaida e intentaba alegrar cada momento de relativa mejoría. Momentos cada vez menos frecuentes hasta el colapso de ella. Todos esos recuerdos llegaron a su mente como un choque múltiple de vehículos en asfalto resbaladizo. Mientras, intentaba conciliar el sueño en la delgada colchoneta, a milímetros de algo invisible que muy posiblemente podría matarlo.
Hospitalizada y bajo observación medica, el tratamiento retroviral surtio efecto. Lenta pero continua fue su mejoría. El, estable, empecinado en mantenerse sano para luchar por ambos. Ella en negación, YO NO TENGO ESA ENFERMEDAD TAN HORRIBLE. Asi logró salir del cuarto de los milagros, su recuperación lo fue. La de otros también. Pero el efecto que causó en el estar en tan penoso lugar fue un milagro mayor. Su fe se hizo de roca, agradecer a Dios por cada día en el que podía abrir sus ojos y ayudar no solo a ella, a el resto de enfermos de la sala lo hizo más fuerte. Mas informado. Enfermero voluntario, aseo a pacientes cuando sus organismos no podían controlar sus funciones y los familiares no estaban presentes o estaban muy agotados. Alimentó con sus manos a quienes ya no tenían fuerzas para comer. Con lo que podía ganar en su reducido horario de trabajo, preparó la comida que le agradaba a ella, y se la cambio por la ración del hospital. No había dinero para cocinar para dos. Y tambien por eso agradeció a Dios.
Una tarde muy soleada, después de recorrer varios sitios vendiendo una de sus pocas pertenencias para poder pagar el taxi. Por fin la llevó a casa. Limpia, ordenada, la nevera llena de las cosas que le gustaban. El, con una alegría que no le cabia, preocupado con lo que debía enfrentar nuevamente solo. Ella, Yo nunca tuve esa enfermedad. No voy a seguir tratamiento.
Recaída, diagnóstico medico de desahucio, recomendacion de dejarla en casa, cuenta de banco vacía, deudas más allá de lo impagables. Mudarla con lo poco que le quedaba de vida a casa de su madre. El apartamento, de ella, cerrado con llave con las pertenencias de ambos dentro. Solo, enfermo, durmiendo en un sillón de la oficina, sin ella. Aun asi, agradeció a Dios por darle un dia mas.
Ella murió, lo supo por mensajes de condolencias de amigos de ambos. No le permitieron despedirse, quizá por eso aun no la deja ir y se le enrojecen los ojos con una cancion que bailaron o algún sabor que le recuerda algo que cocinó para ella, seguir viviendo con lo que la mató dentro de el también. En ese momento, cuando ya no tenía que ser fuerte por los dos, se quebró..... y me llamó. Con mucho dolor e impotencia lo escuche contarme por lo que estaba pasando. Al dia siguiente fui a verlo, la fuerza de su espíritu no era acompañada por su aspecto. 30 kilos menos, algunas lesiones cutaneas pequeñas confirmaban su estado. Pero EL, estaba muy firme en su empeño de VIVIR. Desde ese día nuestras conversaciones son frecuentes, su ejemplo de valentía y empeño de seguir vivo es ejemplar, hoy con mucha disciplina y cuidado, su carga viral se encuentra en estado INDETECTABLE.
Retomó su trabajo, no con la urgencia de antes, decidió permanecer solo. Se acercó más a su familia y amigos, verdaderos amigos de los que me precio ser uno. Y toda la experiencia duramente aprendida, la volcó en apoyar a otros, no solo con el mismo padecimiento, que al final es solo una de las enfermedades que puede matarte en este país. Claro, si no lo hace la inseguridad antes. Aun sigue paseándose por el cuarto de los milagros, con un tumbao medio malandroso adquirido de cuando nuestra maxima preocupacion era en casa de quien habia una fiesta. Cuando sentados en la azotea de alguien al amanecer de una noche de baile y tragos, soñábamos con destinos muy distintos al hoy que vivimos. Y en eso me dio una gran lección también, al contarme los detalles de su historia. Agradecer a Dios hasta por lo que no queríamos que pasara, siempre hay una experiencia en ello.
Dios te bendiga amigo, bendiga ese amor que no dejas de dar, bendiga tus pasos acercándose a cada persona que ve su vida irse, y le enseñas que mientras tenga los ojos abiertos y pueda agradecer por ello no morirá. Dios bendiga el testimonio que das a los familiares, de que la muerte no es el final para nadie, es solo una forma de recomenzar. Gracias por permitirme ser tu amigo, infinitas gracias por eso.
EL AYUDAR A OTRAS PERSONAS LE HACE SANAR EMOCIONALMENTE Y DE ALLI LAS FUERZAS PARA SEGUIR.
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